domingo, 16 de junio de 2019

   
  
     Esta noche has vuelto a visitarme, con tu pelo casi rubio y tu tímida sonrisa. Apenas contarás nueve años de edad. Creo que te acompaña alguien, pero no soy capaz de reconocerlo. Intento corresponderte con otra sonrisa, quiero que sientas que estoy feliz de verte y, sin embargo, solo consigo unas cuantas lágrimas. Sé que tu presencia es efímera, que cuando despierte no estarás y que mi almohada volverá a estar empapada, una noche más ... Me levantaré e iré a trabajar como cada día, como si nada hubiese pasado ... 
     Nos emocionaremos, pasearemos, lloraremos, nos ilusionaremos y hasta reiremos, preguntándonos cómo es posible que la vida siga si a ti te la arrebataron, pero no encontraremos respuesta o, al menos, no la que nos gustaría. Y trataremos de girar hacia atrás las manecillas del reloj, aún sabiendo que nada de lo que se va vuelve, ni el tiempo ni las personas. Y lucharemos por frenar un vacío que cada día se hace más grande y por paliar un dolor que es mezcla de impotencia y rabia, y entonces sacaremos tus fotos y escucharemos tu voz para ilusionarnos, por un instante, con el dulce engaño de tu presencia, esa que cada día se hace más necesaria ...